Apuntes de Física Cuática:
Ley de Graverdad:
Ley de Graverdad:
---
"Me pregunto si Newton habrá estado en lo cierto con esos cuentos suyos de la gravedad... Dicen que tras todo mito hay algo de verdad. La gravedad. La verdad. La Graverdad."
- Tao Z (de Zen)
---
“Quisiera entender la gravedad. La de un niño enfermo por volar. Volar en mil pedazos y ser feliz.”
-Bolsa de Mareo, Los Tres
---
La ley de Graverdad, formulada en el año de mil novecientos noventa y siempre (año del pico según el horóscopo chino), por un viejo de esos que son chinos, pero de esos chinos viejos, bien viejos, plantea que “Todo es verdad”, incluyendo el hecho de que nada es verdad, lo cual, a parte de darle la razón a Protágoras (“ninguna verdad es absoluta”), reemplaza la objetividad por la subjetividad, y ahora resulta que no hay “objeto” sino sólo “sujeto” y la filosofía moderna se va a la mierda, lo cual no importa, porque en el fondo tiene razón (Nota al margen: la ambigüedad de el sujeto en esta última oración es intencional.) Esto nos lleva a teorizar respecto a qué mierda es lo que estamos pisando y qué mierda es en verdad lo que estamos pensando. La primera pregunta nos lleva a “otras personas”, la segunda nos invita a recorrer los blancos, pulcros y acondicionados pasillos del museo de la razón, donde todo aquel que es lo suficientemente “docto”, o “ilustrado” como para entrar, sabe perfectamente que 2 + 2 = 4, y por lo tanto no se retiene en volatilidades pasajeras (así es, damas y damos y demos, “2 + 2 = 4” es eterno.) Este lugar, apestosamente repleto de cultura de todo tipo, tiene gran cantidad de grandes salas de muestra, así como también pequeñas salas pequeñas. Está repleto de exposiciones por todas partes, incluso en los pasillos. Aquel espacio vacío en la muralla de al lado, por ejemplo, es la más reciente muestra de arte contemporáneo. Es en verdad apestoso, vas al baño, y cuando estas tratando de cagar, todo alrededor tuyo te hace pensar (y claro, me refiero a ese pensar, que, por ejemplo, no te deja ni cagar tranquilo). Sin embargo, hay un pasillo por ahí, uno piola, chico, más fome que la cresta, y en el fondo, disfrazada bajo un cartel que dice “solo personal autorizado”, hay una puerta: Es La Puerta. Por esta puerta transita el conserje, un hueón bien viejo, pero bien viejo. A primera vista, viejo y miserable. Se abre La Puerta, y la realidad se ve comprometida: Cuenta la leyenda que en una dimensión paralela, donde toda “manzana” es reemplazada o por “yunque” o por “piano”, las cosas flotan por todas partes. Esta teoría fue muy aclamada por los agricultores del año mil novecientos noventa y nunca, en la república de Nowhere (en español: Aquí y Ahora), bajo la dictadura de la coliflor. Bajo este contexto, todas las alcachofas fueron duramente reprimidas y nadie se pegó nunca más un alcachofazo (excepto uno que otro agente de los servicios de inteligencia, pero no es lo mismo.) Los partidarios de la lechuga se fueron al extranjero, escapando de la gran ensalada que estaba quedando. Por otro lado estaban los perros: Una vez pasado el efecto de la anestesia, el perro se levantó de la camilla del veterinario, se sacó con dolor las jeringas de las venas, inspiró y pensó con convicción en la “Ley de Efecto y después Causa”, pegó un saltito hacia el suelo y corrió aprovechando que el doctor había dejado la puerta entreabierta. Una vez afuera, organizó a todos los perros del mundo, los cuales salieron a la calle, y los mataron a todos, pero no importa, porque de ahí en adelante se celebró el día internacional del perro.
En primera instancia, cuando el viejo chino abrió La Puerta y notó que esta salía para su adentro, se fue a la chucha (en el buen sentido de la expresión), pero luego se calmó y dijo: “Todo es verdad, incluso nada es verdad”
En primera instancia, cuando el viejo chino abrió La Puerta y notó que esta salía para su adentro, se fue a la chucha (en el buen sentido de la expresión), pero luego se calmó y dijo: “Todo es verdad, incluso nada es verdad”
---